A veces no sabemos cómo darnos a entender, pues por mucho que expliquemos cuesta que comprendan con palabras, sobre todo, si son muy técnicas, ya que los demás no poseen el conocimiento o bagaje de información que nosotros manejamos. Por lo tanto, lo que nos parece evidente, no es algo tan directo para los demás.
Por ello, se hace oportuno valerse de técnicas o recursos poco convencionales para que quede claro un tema. Actualmente está muy empleada la facilitación gráfica, precisamente porque representa una manera más fácil de enviar un mensaje, es decir, a través de imágenes sencillas, flechas y pocas palabras, permite a otros visualizar un concepto que dicho netamente con palabras resultaría muy complejo.
Un mecanismo muy usado, aunque no siempre se haga de manera consiente, es el uso de los refranes, por ser pequeñas frases que transmiten mucho, la analogía que hacen con la realidad aunque la lleven a términos simplistas, básicos y hasta jocosos, hacen que el receptor inmediatamente correlacione el proverbio con lo que se le quiere dar a entender.
Si se desea transmitir en una empresa que los ocupantes de un departamento no deben entrometerse en los asuntos de otro, porque no es su especialidad, su experiencia tampoco se corresponde con esa otra área laboral, entonces se pueden decir refranes tales como “zapatero a tus zapatos” o “Mucho ayuda el que menos estorba”, así de una forma sutil o indirecta se envía el mensaje.
Refranes que resultan útiles para dar ejemplos ante múltiples casos:
- “A buen año y malo no dejes la harina en el salvado”: este refrán invita a cuidar lo que tenemos, sin importar las circunstancia, si las cosas van bien o regular, hay que ahorrar y preservar lo que con tanto esfuerzo se haya logrado, sin despilfarrar ni descuidar.
- “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”: es algo que usualmente se puede utilizar para explicar que hay que estar atentos a las oportunidades que se presentan, pues si no estamos pendientes será otro el que se beneficie.
- “Tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata”: es muy bueno para exhortar a aquellos que se convierten en cómplices de una mala acción, aún sin ser ellos quienes lo ejecuten, pero el solo hecho de alcahuetear esa irregularidad los convierte también en culpables.
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